viernes, 11 de abril de 2008

¿Cuál es tu final para esta historia? - POLDY BIRD -


No vas a decirlo, porque decirlo es darse cuenta, y darse cuenta es poner sobre la mesa los sentimientos, boca arriba, jugando un póquer abierto.

Peligroso.

Muy peligroso tratándose de vos y de mí.

¿Qué nos queda de los antiguos esplendores?

¿Qué esperan nuestras ramas de la savia que va subiendo desde la raíz, temerosamente, con lentitud, sin siquiera tener la seguridad de que va a llegar a la primaverita de la hoja verde nuevo, o a ese milagro indescriptible de la florecita abriéndose como una sombrilla?

¿Qué esperábamos nosotros de nosotros?

Yo, nada.

Vos seguís viviendo aferrado a las mentiras.

Sos capaz de seguir soportando las presiones de relaciones circunstanciales que no conducen a nada, que se rompen en el aire como pompas de detergente de promoción a la salida del supermercado.

Vos podés bancarte dos o tres trifulcas semanales en tu "hogar dulce hogar" y seguir tan campante caminando por la calle Corrientes una tarde de lluvia como la de ayer, sin llamarme por teléfono para que te acompañe, con toda la necesidad que yo tenía de hablar con vos, de hablar con alguien que pudiese entender que a la vida me la van llevando las hormigas del silencio, de a poquitito, cargándola sobre sus lomos minúsculos... y la muerte debe ser, seguramente, la oscuridad del hormiguero.

La vida...

Qué lujo cuando vivirla era VIVIRLA.

Cuando para sentir no había que pedirle permiso a nada ni a nadie.

Ésta es una historia vivida dos veces.

Será por eso...

Porque dicen que nunca segundas partes fueron buenas...

O tal vez será que ya puedo pintarme sin mirarme en el espejo.

O qué se de memoria todo lo que NO vas a decir, que es mucho mas fuerte y destructivo que saber de memoria lo que vas a decir...

No vas a decir:

-Te amo.

-Te necesito.

-Quisiera poder vivir con vos.

-Anoche te extrañé tanto...

-Ayer a la tarde, caminando bajo la lluvia, pensaba en nosotros.

-No puedo más: voy a verte ahora mismo.

No vas a decir:

-Voy a tratar de arreglar las cosas para terminar mis días junto a vos.

-Siento celos.

-No quiero que mires a otro, que hables con otro que no sea yo.

-Vos sos mía.

No lo vas a decir.

Y yo ya no me aventuro a imaginarme que aunque no me lo digas lo pensás o lo sentís.

Una vez, hace años, me arranqué el corazón, lo puse en la palma de la mano y te lo di.

Lo dejaste caer.

Lo lastimaste.

Por casualidad Dios estaba atento en ese momento y empujó a alguien para que lo levantara, para que lo curara, para que me diera un tiempo de amor que pudo haber sido infinito... pero se lo borroneó con la neblina de la muerte.

Y ahora estamos otra vez enfrentados.

No digo "juntos", porque no miento.

Vos ahí, yo aquí.

Por ejemplo, en este momento estás yendo hacia no sé que banco, sacando cuentas mentalmente, pensando en números.

Yo no soy lo más importante para vos.

Por la tarde, cuando la foto familiar se te va encima... yo tampoco soy lo más importante para vos.

De noche, cuando te juntás con los amigos... no, no soy lo más importante para vos.

Lo que no sabés... es que no me dañaría para nada que me siguieras haciendo todas esas cosas... si yo fuera lo más importante para vos.

Que no te exigiría absolutamente nada más que lo que ahora hacés por mí... si me dijeras todas las cosas que no me decís por miedo de que te exija que las cumplas.


¡Qué poco conocés a las mujeres!

Sabemos que nadie nos va a bajar una estrella del cielo, pero queremos que nos prometan que nos van a bajar una estrella del cielo.

La promesa nos alcanza y nos sobra.

Esta es una historia vivida dos veces.

Sólo los seres humanos tropiezan dos veces con la misma piedra.

Otra vez me arranqué el corazón, lo puse en la palma de mi mano y te lo doy, te lo estoy ofreciendo, te lo estoy mostrando, tan herido, tan poquitita cosa mi corazón de hoy...

Estoy temblando porque tengo miedo.

Si cae ahora mi corazón, nuevamente, nada podrá salvarlo.

Por primera vez no sé el final de la historia. Hay dos finales posibles: uno es un adiós definitivo, yo encerrada en la desesperación, vos en avances y retrocesos sentimentales, repitiendo tu vida, como siempre, y murmurando, cuando nos encontramos casualmente por ahí: "Qué grande ha sido nuestro amor..."

El otro: no es un final, es un principio; que empieces a pensar que tu vida es importante, que el corazón que está en la palma de mi mano es valioso y frágil y tenés que cuidarlo... Y que no importa el tiempo que te lleve, vas a tratar de ser feliz, de sentir que merecés ser feliz, que tenés la obligación de ser feliz, que ya no tenés que seguir pagando culpas porque la vida no es un purgatorio, como siempre nos quisieron hacer creer... la vida es esa hojita color verde nuevo que está esperando que le llegue la savia que va transitando desde nuestra raíz hasta la punta de la rama...

Ahora yo te pregunto a vos: ¿cuál es tu final para esta historia?

¿Cuál de los dos?

¿O cuál otro?

No hay comentarios: